"Lo que necesita acontecer con nosotros es lo mismo que San Pablo dice a Timoteo en la segunda carta, capítulo primero, en el versículo 6: "Por ese motivo, te exhorto a reavivar la llama del don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos". San Pablo fue bien claro al decir "yo te exhorto a reavivar la llama del don de Dios".
Otra linda palabra para decir eso es "reinflamar el carisma", "reinflamar el don". Es como aquellas brasas que están extinguiéndose, o sea, con brillo frágil, casi apagándose y, cuando soplamos o abanicamos las cenizas, ellas comienza a re-encenderse, hasta conseguir nuevamente el fuego. Re-inflamar el carisma es renovar el Espíritu Santo que está en nosotros.
Muchas veces caemos en aridez o, peor aún, en la tibieza, y no oramos más. No tenemos entusiasmo, como si el Espíritu Santo se hubiese ido, si nos hubiese abandonado. Pero la verdad es que nosotros somos los que estamos mal. Es necesario reavivar esa llama, reinflamar el carisma de Dios que está en nosotros. Es necesario recibir contínuamente oración y abrirse al Espíritu Santo, porque El nunca nos abandona."
Mons. Jonas Abib
"Pentecostes hoje" - pág 16
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