«A los ojos de los cristianos de todos los tiempos, los enfermos son destinatarios privilegiados del feliz anuncio del Reino, son hermanos en los que Cristo está presente de modo especial, para dejarse buscar y encontrar por todos nosotros (cf. Mt 25, 36.40). Los enfermos son privilegiados para la Iglesia, para el corazón sacerdotal, para todos los fieles. No son para descartar: al contrario. Se deben curar, cuidar. Son objeto de la preocupación cristiana… En las heridas de los enfermos, en las enfermedades que impiden avanzar en la vida, está siempre la presencia de Jesús, las heridas de Jesús. Ahí está Jesús llamándonos a cada uno de nosotros a cuidarlos, a apoyarlos, a sanarlos»
Francisco
Audiencia General 28-08-2019
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