Mucho peor que la esterilidad física es la esterilidad espiritual de nuestra fe. El pecado, el mundo, el demonio logró hacer de nosotros, hombres y mujeres, personas estériles en la fe y la confianza en Dios. Infelizmente, somos hombres y mujeres de poca fe. Gastamos un poquito de energía para pedir y enseguida nos desanimamos.
Decimos que es imposible alcanzar la gracia y el milagro que necesitamos y "desistimos inmediatamente". Oramos solo un poquito y, con eso, creemos que hemos orado mucho. Nos hacemos tiempo para todo menos para rezar y adorar a nuestro Dios.
Es como correr: el corredor necesita tener fuerza en las piernas no solo en el descenso; También debe continuar firme y rápidamente, al mismo ritmo, cuesta arriba y en la recta. Vence aquel que no se enfría y mantiene el ritmo hasta la llegada.
Todo cristiano necesita esta firmeza. El mundo se ha convertido en un desierto de fe y de amor. Por eso, el Señor quiere devolvernos la fecundidad de la fe que fué esterilizada por el sistema de este mundo y la tentación.
Oremos, hermanos, con fe, esperanza y amor, porque nuestro milagro está cerca y a nuestro alcance. Para esto, el Señor nos da su gracia extraordinaria: el derramamiento del Espíritu Santo. Pídelo por ti y por los tuyos.
¡Dios los bendiga!
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
No hay comentarios:
Publicar un comentario