Maestro, ¿dónde vives? (Juan 1, 38)
Solo una sugerencia, un empujón. Eso es lo que Juan el Bautista le dio a Andrés y a su amigo. Pero era todo lo que ellos necesitaban para ir a buscar a Cristo. Juan no se detuvo a analizar ni cuestionar las enseñanzas de Jesús, sino que se limitó a decir “Este es.” Allí está, vayan a verlo, hablen con él. Luego, cuando Andrés se le acercó, Jesús fue igualmente claro y directo, pues se limitó a decirle “Vengan a ver” (Juan 1, 39). Era otra invitación a buscar, ver y observar.
Tal vez estas acciones parezcan decepcionantes, pues la manera en que Andrés y su amigo conocieron a Jesús fue sumamente sencilla. No hubo grandes anuncios ni una prolongada exposición teológica. Simplemente una persona que les sugiere a otras que vayan a ver. Pero eso fue suficiente.
Lo que esto nos muestra es que solo apuntar a Jesús puede ser una forma eficaz de evangelización. Nuestras palabras, por buenas que sean, son más eficaces cuando ayudan a la persona a buscar al Señor por sí misma.
Esto fue lo que pasó con Andrés. Después de pasar un solo día con Jesús, quedó convencido de que había encontrado al Mesías. Luego fue a evangelizar a su hermano Pedro. Pero ¿cómo lo hizo? Diciéndole nada más: ¡Hemos encontrado al Mesías! ¡Tienes que venir a verlo!
Entonces, ¿cómo podemos llevar a otros a Jesús? Podemos hacerlo describiendo la forma en que él nos ha tocado y nos ha mostrado su amor y su misericordia. Ese es siempre un buen principio.
Es probable que tú tengas la oportunidad de decirle a alguien cómo conocer a Jesús en algún momento este fin de semana. Si tienes un amigo que esté pasando por un mal momento, tú le puedes decir que ves que Jesús está actuando en su vida, o si tú has pasado por algo similar, podrías compartir cómo el Señor te ayudó a salir del problema, aunque solo lo hayas reconocido después del hecho. Pero este es apenas un ejemplo. Procura mantenerte atento para ver las oportunidades que se te presenten. Y ten presente que, cuando abres una puerta para compartir lo que Jesús significa en tu vida, les estás dando a quienes hay cerca de ti la oportunidad de verlo, los estás invitando a venir y ver.
“Amado Jesús, enséñame a ser un signo vivo que indica hacia ti.”
1 Juan 3, 7-10
Salmo 98 (97), 1. 7-9
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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