“Yo he recibido todo poder, en el cielo y en la tierra” (Mt 28,18)
“Cacen a los zorros, a esos zorros pequeños que arrasan las viñas, ¡y nuestras viñas están en flor!” (Ct 2,15). ¿Podemos penetrar la profundidad de este pensamiento? ¡Qué maravilla la grandeza divina que aquí está contenida y qué trascendencia del poder de Dios nos es revelada en este texto!
El denominado con expresiones tan fuertes como homicida, “soberano de este mundo de tinieblas, espíritu del mal que habita en el espacio.…” (cf. Ef 6,12) y “el que tenía el dominio de la muerte” (Heb 2,14), el Verbo lo describe en su temible naturaleza, mostrándolo grande y poderoso, jefe de legiones demoníacas. Sin embargo, ¿cómo lo denomina el verdadero y único Poder? Un pequeño zorrito. A todos sus seguidores, a toda la armada a su servicio, el que anima a los cazadores a cazarlo los nombra con desprecio. (…)
Quizás podríamos decir que ellos son los santos apóstoles que envió para cazar tales bestias. Había dicho: “Yo los haré pescadores de hombres” (cf. Mt 4,19). No podrían haber llevado a buen término la pesca de hombres si no hubieran antes cazado esas bestias. Esos pequeños zorritos, con sus guaridas, recuerdan a los corazones que han tapizado un espacio, para que sea un lugar en el que el Hijo de Dios pueda reposar su cabeza, al no tener más refugio en sus corazones la raza de zorros. (…)
El Verbo les dice que todas las potencias de la tierra contra las que el hombre lucha, (…) son pequeños zorritos, astutos pero patéticos si se los compara a su poder divino. Si se los domina, nuestra viña humana, es decir la naturaleza humana, recobrará su belleza propia y preludiará con flores de vida virtuosa la abundancia de racimos. “Cacen a los zorros, a esos zorros pequeños que arrasan las viñas, ¡y nuestras viñas están en flor!”.
San Gregorio de Nisa (c. 335-395)
monje, obispo
La Paloma y la Tiniebla, Los zorros pequeños (La Colombe et la Ténèbre, Cerf, 1992), trad. sc©evangelizo.org
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