Con Jesús por la mañana.
“Me dirijo a ustedes, artistas, para confirmarles mi estima y para contribuir a reanudar una más provechosa cooperación entre el arte y la Iglesia. La mía es una invitación a redescubrir la profundidad de la dimensión espiritual y religiosa que ha caracterizado el arte en todos los tiempos, (...) artistas de la palabra escrita y oral, del teatro y de la música, de las artes plásticas y de las más modernas tecnologías de la comunicación” (San Juan Pablo II). Agradece al Señor la vida de aquellos artistas que han impactado en tu vida. Ofrece tu día por la intención del mes.
Con Jesús durante el día.
“Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12,24). La vida tiene momentos de silencio, oscuridad y renuncias que tienen un mensaje para ti. ¿Estás abierto a recibirlos y aprender la enseñanza de la que están preñados? ¿Aceptas que a pesar de lo que hagas, hay resultados que no dependen de ti? ¿Cómo vives la entrega de tu vida? Repite con alegría: “Señor que sea tu voluntad”.
Con Jesús por la noche.
Hazte consciente. Detén la marcha del día y aquieta el interior. Dios te acompaña en el camino, aprende a reconocer su paso para crecer en sabiduría interior. Trae a la memoria los acontecimientos y las personas que hoy pasaron. Agradece todo. ¿Cómo ha sido tu día? ¿De qué modo Dios se te ha hecho presente? ¿Qué has aprendido? ¿Hay necesidad de enmendar algo o pedir perdón? Toma nota de lo que resuena en tu interior.
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