Cuando un reconocido y prodigioso artista toca un instrumento, como puede ser una guitarra, ésta adquiere muchísimo valor. Tal vez has visto cómo se subastan guitarras de artistas a precios que superan ampliamente el precio de ésa misma guitarra en un local comercial. Cuando la guitarra está en manos de un buen artista surgen de ella melodías que sorprenden a todos, pero... ¿dónde reside el talento? ¡El talento, la destreza no está en la guitarra! Está en el artista que hace uso de ella.
Una vez subastada, cuando otra persona la toma en sus manos es muy probable que no suceda la misma magia. No volverá a sonar de la misma manera porque el talento, las melodías no estaban en la guitarra, sino en el artista.
Una guitarra, con sus particularidades, con sus cuidadas maderas, sus delicados detalles contribuyen al lucimiento del artista, pero el talento no se encuentra en ella.
Una guitarra, con sus particularidades, con sus cuidadas maderas, sus delicados detalles contribuyen al lucimiento del artista, pero el talento no se encuentra en ella.
Lo mismo acontece con nosotros.
Cuando Dios nos usa hacemos grandes cosas: se sanan enfermos, nuestras prédicas tocan corazones, los demonios huyen. Y muchos, equivocadamente, pueden decir: ¡Que poderoso es ése hermano!" incluso nosotros podemos ser ganados por la soberbia de pensar: "¡Qué bueno que soy! ¡Qué poder tengo!
La realidad es otra. La realidad es que Dios, usándonos, bendice a las personas.
Nuestro valor no está en lo que somos, sino en lo que Dios hace en nosotros.
¡Somos instrumentos de Dios para bendecir a otras personas!
¿Tienes un talento? ¿Eres un artista de Dios?Permítele usarte para sus propósitos,¡usarte para lo que fuiste creado!
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