Ella nos demuestra cuánto puede realizar el ser humano si utiliza su libertad para unirse a la voluntad de Dios.
La Virgen María experimentó la más grande unión con Dios que podría realizar el hombre. ¡Qué forma de ayudarnos a entender a Su Hijo, así como el misterio del hombre —que tiene su origen en Dios—, y a Dios Mismo encarnado! La importancia de la Madre del Señor proviene de su propio vínculo con Cristo. Esta unión suprema con Dios hecho hombre es una experiencia que se nos ofrece. La Virgen María es el modelo de ser humano plenamente realizado. En ella hay una intimidad infinita con Dios y también un respeto infinito: ella conocía la divinidad de Jesús de una forma que nosotros jamás podríamos entender. En Jesús ella servía a Dios. Se trata, pues, de un amor materno y un amor que le convierte en sierva modelo del Señor.
No podemos separar a la Virgen María de nosotros y ponerla en el mismo plano que Cristo. Ella está en el mismo plano que nosotros, por eso es que nos ayuda tanto. Ella nos demuestra cuánto puede realizar el ser humano si utiliza su libertad para unirse a la voluntad de Dios.
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