El enemigo utiliza nuestro esfuerzo y nos lo devuelve, asociado a la tentación de la soberbia.
Es recomendable ocultar nuestra abnegación, para no caer en la vanidad. Especialmente, debemos tener cuidado con la lengua, que nos lleva a proclamar nuestro denuedo. Pero con esto no hacemos sino entregárselo a los demonios, para que lo utilicen en contra nuestra o para que los demás nos elogien y brote en nosotros el orgullo. Realmente, el enemigo utiliza nuestro esfuerzo y nos lo devuelve, asociado a la tentación de la soberbia.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 268 la Isaia Pustnicul, Douăzeci şi nouă de cuvinte, în Filocalia XII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 129)
fuente: Doxología
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