Aquel que se humilla ante los demás, renunciando al deseo de mostrarse superior a ellos, hace que estos también renuncien al deseo de parecer mejores que él.
Aquel que se humilla ante los demás, renunciando al deseo de mostrarse superior a ellos, hace que estos también renuncien al deseo de parecer mejores que él. De esta forma el humilde no sólo disipa la voluntad de su orgullo, sino también la del de los demás. Y esto no es posible desde una cierta superioridad de poder terrenal, sino por medio de la humildad de la voluntad propia, que atrae la humildad de los otros, así como la humildad de Cristo atrae la nuestra.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 42 la Ava Dorotei, Învăţături, în Filocalia IX, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, p. 491) - Fuente: Doxologia
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