No existe el “¡no puedo!”. Hay que seguir hasta caer. No existe tal cosa. Recuerda tantos milagros que han ocurrido, mucho más allá de las expectativas humanas.
No existe el “¡no puedo!”. Hay que seguir hasta caer. No existe tal cosa. Recuerda tantos milagros que han ocurrido, mucho más allá de las expectativas humanas. A un monje se le ordenó: “¡Mueve esa roca de allá!”. Se hubieran necesitado unos veinte hombres para conseguirlo. Pero vino aquel hermano, y como si se tratara de cualquier cosa, vino y la arrastró a un lado. “¡Es que así lo ordenó el padre espiritual!”.
Dios no nos abandona nunca, si nos entregamos a Él. ¿Cómo crees que es Dios, Quien está presente en el andar de cada individuo, incluso el de los paganos? ¿Cómo no habría de estar presente, entonces, en el caminar de todos los cristianos, quienes día y noche oran con fervor? Viene Él y los ayuda, los fortalece. En el monasterio, el asunto de la obediencia no es una exageración. Pero, en el nivel actual, hay que hacerlo todo con amor... y con eso es suficiente.
(Traducido de: Ne vorbeşte Părintele Arsenie, vol I, Editura Mănăstirea Sihăstria, p. 91-92)
fuente: Doxologia
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