jueves, 28 de septiembre de 2017

¡Sí, la vida de mi hermano es mi propia vida!

Debemos servir, y no anhelar ser quien manda; no se trata de dar órdenes, sino de ponernos al servicio de todos.








Sin esfuerzo y sin disgusto debemos lavar, vendar y curar las malolientes y purulentas heridas físicas de nuestros hermanos. También, con humildad y amor, debemos curar las heridas espirituales de nuestros semejantes, cargando con las impotencias de los débiles, así como ordena el Apóstol Pablo. Debemos servir, y no anhelar ser quien manda; no se trata de dar órdenes, sino de ponernos al servicio de todos.

(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, La portile Postului Mare. Predici la Triod, Editura Sophia)
Fuente: Doxologia

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