Con Jesús por la mañana.
“Es curioso. En nuestro mundo, ¡cuántas veces el diálogo verdadero no existe!... Es muy extraño descubrir un ámbito en el que las palabras tengan la capacidad de iluminar y mover voluntades. Demasiadas veces, va todo pensado, todo decidido, todo sabido. Por eso se hace imprescindible aprender a escuchar. He ahí otro puente, otra fuente de encuentro” (José M. Rodríguez Olaizola sj). ¿Promueves el diálogo a partir de una escucha atenta del otro? Aprovecha este día para escuchar la novedad que te presenta Dios en las charlas que compartas en tus ambientes. Ofrece tu jornada por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“El Señor dijo al sirviente: Ve a los caminos y veredas y oblígalos a entrar hasta que se llene la casa. Porque les digo que ninguno de aquellos invitados probará mi banquete” (Lc 14, 23-24). El señor te llama y te convoca a trabajar por los demás. ¿Cuál es el llamado que el Señor te hace en este tiempo? Repite al ritmo de tu respiración: “Señor que no sea sordo a tu llamado”, mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Repasa los acontecimientos. Trae a la memoria los acontecimientos vividos desde las primeras horas del día. NO juzgues sólo mira con detenimiento como en una película. Reflexiona, ¿En qué acontecimiento reconoces a Dios presente? ¿En qué momento diste lo mejor de ti? ¿Qué te propones para mañana? Pide ayuda a Dios.
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