Grandes poderes = grandes responsabilidades
Se que muchos de nosotros, varones, tenemos la tendencia de ser más prácticos, para buscar las soluciones a los problemas en vez de envolvernos en ellos y hablar de ellos.
A veces nos quedamos en una especie de “caja de nada” para sobrevivir. Sí, una “caja de nada”. Hey, ¿en qué piensas? ” “en nada”, “¿hice algo?”, “nada”. Nada es nada de verdad.
Eso nos hace vivir la vida de forma más libre, pero que nuestro “secreto” no nos impida envolvernos en lo que vale la pena.
¡Hombres de verdad expresan poder y misericordia, coraje y emoción!
Me impresiona el estilo de Jesús.
Él era amigo, animaba y enseñaba a sus discípulos, era un Padre para ellos y para el pueblo. Jesús, a veces, reía con ellos, iba a fiestas pero también insistía en las situaciones en que hasta los díscípulos más cercanos discordaban. Era firme cuando era necesario y sabia colocarse en cada situación.
Nos gusta proteger lo que es sagrado e importante para nosotros, especialmente a las mujeres. Tenemos un deseo de donar nuestras vidas al punto de doler. Basta mirar para la mayoría de héroes que fueron creados por nuestra imaginación, por la literatura y por las películas. Ellos dan su vida por amor. ¿Cómo hacemos para donar nuestra vida bajo nuestra forma? Recuerdo aquí lo que el tío del hombre araña le dijo en la primera película, antes de ser asesinado: “Grandes poderes requieren grandes responsabilidades”.
¡Es exactamente eso!.
El poder que nos fue dado para que seamos hombres trae como anexo grandes responsabilidades; ¿Estás de acuerdo en asumirlas?
Recuerda cuando eras niño y jugabas con tu autito, que siempre te transportaba hacia otras realidades. Seguramente lo tomabas e imaginabas que estabas llevando a alguien dentro de el, ¿verdad?.
Mi primer autito fue una ambulancia que prendía las luces de adelante y hacía un ruido de sirena. Siempre pensaba: “Sal de mi frente que necesito llegar al hospital”. Ese deseo de protección y responsabilidad hace parte de nosotros, hombres. Aun si nos hemos olvidado de ella, esa sensación está guardada en nuestro recuerdo.
Ahí, en el fondo del corazón, la mujer quiere de verdad un hombre que la haga feliz y que la cuide. El mundo vive diciéndonos que debemos disfrutar la vida ahora y que nos preocuparnos de las cosas serias después. Pero nuestro corazón no funciona de esa forma. Cada pedazo de masculinidad en nosotros protesta contra eso. ¡Dios nos creó para que seamos guerreros, para que luchemos por lo que está correcto y por el amor verdadero. Eso no es un sueño.
Recuerdo la escena de la película “Gigantes de Acero”, en el que Charlie dejaa su hijo Max, a los cuidados de su cuñada, por no tener condiciones ni disposición para educarlo. Estaba literalmente huyendo de la lucha! Queda claro que el hombre ya lo amaba y quería quedarse con él. El padre (Charlie) entonces indignado, le dijo: “Sabes que no logro cuidarte, no soy lo que mereces. ¿Qué quieres que haga?”. En ese momento, con los ojos llenos de lágrimas, Maz dijo algo que me quitó el aliento: “Sólo quería que luches por mi”.
Somos hombres libres, racionales, con un pie en la tierra y el otro en la eternidad. Tenemos inteligencia para influenciar, direccionar y formar este mundo, haciéndolo valer la pena. ¿Cuál es tu respuesta delante de esta propuesta?
¿Cuál es tu lucha?
¿Por donde recomenzar?
Nuestra masculinidad no está encerrada en nuestro cuerpo viril, sino en todo nuestro ser. No se puede pensar que el hombre es aquel ogro que no sabe ser valiente y al mismo tiempo acogedor. ¿No es irónico que un día, el mundo haya sido invitado a elegir su respuesta a partir de esas dos visiones de hombre?
En el día del juicio de Jesús, delante de Pilatos, se presentaron dos modelos de hombre: Jesús, el revolucionario del amor, hombre de coraje y emoción, león y cordero: y Barrabás, un revolucionario y luchador que robó por una causa personal. “Bar Abbas” en hebreo significa “hijo del padre”.
¿A quien escogió el pueblo?
Antes de que el pueblo responda, Pilatos intentó demostrar quien, era el hombre verdadero: ¡Ecce Homo! ¡He aquí el hombre! o Homem! Fue lo que él dijo, pero no escogieron a Jesús, al contrario, lo mataron.
Intenté mostrar el modelo de hombre en el cual nos debemos reflejar. Pero la respuesta es tuya, ¡hombre!. ¿Qué modelo vas a seguir?
Dentro de tí, ¿quien vivirá? ¿Jesús o Barrabás?
Misionero de la Comunidad Canción Nueva,
graduado en Filosofía, conductor del programa Revolución Jesús y autor de libros.
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