jueves, 17 de abril de 2014

Lo que vale, lo que no vale

No seas un cúmulo de frialdad, al punto de no importarte el dolor y el sufrimiento de quien está a tu lado. Ni quieras ser el extremo del equilibrio de manera que no te sensibilice el dolor del mundo y las injusticias. No pienses que existe ventaja alguna para tu corazón si no llorar o aún, si no te emocionas con las provocaciones de la vida. Procura saber dónde están tus lágrimas.
Encuentra tu ser emotivo, escondido en la penumbra de tus afectos.
No vale la pena la sonrisa fría, el apretón de manos heladas y el abrazo sin corazón. No valen la pena las palabras vacías, la dureza del rencor o el miedo de amar y sentir afecto. Lo más sabio de los humanos es aquello que transforma tus afectos en lo más noble de los sentimientos, sin miedo a transparentar lo que se siente lapidando dentro de sí todo sentimiento que no es humano.

p. Roger Araujo


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