He aprendido que existen situaciones que exigen de nosotros cierta dosis extra de paciencia, la que, muchas veces, creemos ya no poseer!
Tales situaciones casi siempre nos llevan a la locura.
Pensamos en actuar y hablar lo que juzgamos necesario,
intervenir en el curso de los hechos.
Pero, mientras tanto, existe algo dentro de nosotros que nos indica que no es el modo o el camino o el tiempo de hacerlo.
Debido a momentos difíciles como esos, aprendí que, duela a quien le duela, -especialmente a mi mismo- no habrá nada que hacer mientras no sea mostrado por Dios el momento oportuno de actuar.
Recuerdo que muchas veces, en el pasado, no tuve cuidado alguno en esas cuestiones y, confieso que tengo mucho por arrepentirme. Resultado: si todavía no sé qué hacer, nada debo hacer!
Con cariño y oraciones,
Ricaro Sá.
fuente Portal Canção Nova.
Adaptación del original en portugues.
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