lunes, 21 de abril de 2014

El "agujero" del huevo



OBuracoDoOvoDe a poco los huevos de pascua fueron ocupando lugares en las panaderías, confiterías y kioskos. Ni qué decir de los pasillos de los supermercados donde hay que andar, en ésta época del año, con paciencia y habilidad para desviarse de los huevos que están muy próximos de nuestras miradas. Y si tienes hijos pequeños ni qué decir! Es sí un desafío conseguir vencer la tentación y el pedido de los hijos.

Así como Papa Noel fue ocupando lugar en Navidad, así el "conejo de pascua" ocupó el lugar del sepulcro vacío en la Pascua, y me parece que vamos perdiendo el significado cristiano de estas fechas.

¿Y los huevos? Los huevos son una tradición muy antigua, prácticamente una metáfora del pollito que vence la cáscara y sale a la vida. ¿y el conejo? El representa un símbolo de fertilidad, ya que las crías de conejos son enormes.
Esta historia infantil del conejo que pone huevos era para recordar la vida que Cristo nos da.
Las personas pintaban las cáscaras de los huevos y las coloreaban, las rellenaban de dulzuras y las presentaban a las personas que se acordaban de Jesús.
Las cáscaras de huevo fueron sustituidas por huevos hechos de chocolate y hoy resumimos todo en en: "chocolate". Un amigo que trabajaba en una empresa multinacional me contó que más o menos la mitad del chocolate vendido en el año es vendido en éste período, o sea, es la Pascua es una oportunidad para vender y comer chocolate.

Pero la Pascua es mucho más que eso.
La Pascua nos recuerda quienes somos y Quién es Dios.
Somos humanos, pecadores. Es el pecado lo que origina la necesidad de la Pascua.
Es para vencerlo que Jesús voluntariamente murió en la cruz y resucitó al tercer día.
La Pascua también nos recuerda quien es Dios.
Dios es amor, gracia y compasión.
Al crearnos nos pensó para relacionarnos con Él y viendo que el pecado impedía está realidad, Dios actuó, y actúa. Así se nos recuerda que Dios además de ser amor, Él actúa en amor. Amor que movilizó el sacrificio de su Hijo en la Cruz. Se nos recuerda que no tenemos nada más para ofrecer que nuestros corazones marcados por el pecado, pero corazones transformados por la redención de la Sangre del Cordero.
Por eso, si tiene algo el huevo de Pascua para recordarnos es el "agujero", la ausencia.

La ausencia no significa necesariamente que no tiene nada, sino que la ausencia puede significar como en éste caso un vacío, vacío que estaba ocupado y ahora no lo está más.
Como una tumba, un sepulcro. Un vacío que nos llena de esperanza. ¿es esto posible?
La Pascua es una invitación a repensar las prioridades, nuestra vida con Dios y la importancia de Él en nuestras vidas. Es tiempo de arrepentimiento y gracia, tiempo de alegrarnos porque el "agujero está vacío". Jesús resucitó y por eso con Él vamos a resucitar.

¡Cristo Vive!
Murió, pero resucitó!

Por S. Scheffler
(adaptación del original en português)

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