No tengas vergüenza en llorar o miedo en soltar tus lágrimas.
No te sientas atrapado sin poder demostrar tus afectos y sentir emociones.
Ten más bien miedo de quedarte estéril en tus sentimientos,
y no ser capaz de sentir más afecto por la vida y a lo que es importante para vos.
No dejes que tu corazón se entregue a la frialdad, y a la indiferencia;
no te conviertas en un ser pasivo frente a los acontecimientos que requieren atención y cuidado.
p. Roger Araujo
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