¡Buen día, Espíritu Santo!
Ven a orar en mí!
Ilumina mis oscuridades,
enciende en Tu Fuego mis tibiezas,
Enséñame el lenguaje de la misericordia.
No permitas que el abatimiento ponga en mí su nido.
Ni la tristeza acampe,
ni el orgullo domine,
ni el desasosiego gobierne.
¡Amén!
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