Aprende a lidiar con el vicio de tu cónyuge
Para cada tipo de vicio necesitamos tener una acción adecuada para ayudar al cónyuge
Muchos matrimonios son perturbados cuando uno de los cónyuges se convierte esclavo de algún vicio. Los más comunes son las bebidas, el juego, la droga, el cigarro y también los vicios del espíritu: soberbia, avaricia, lujuria, gula, ira, envidia, pereza, pornografía, etc.
Para cada tipo de vicio necesitamos una acción adecuada para ayudar al dependiente. Pero hay un denominador común que no puede faltar para aquellos que desean enfrentarlos y no permitir que él destruya la felicidad del hogar y de la familia. No puede faltar, antes de todo, la oración humilde, con confianza y perseverante para ayudar al que está envuelto en el vicio. Con la oración, el cónyuge sano puede ofrecer a Dios el ayuno y la limosna, para implorar de Dios la liberación del compañero. Son “cambios” que mueven el mundo espiritual para actuar por el dependiente. La fuerza del misterio de la “comunión de los santos” actúa en este caso.
Rezar la oración del Santo Rosario diario, siempre que sea posible, junto con la persona va a ser de gran valor para suplicar a la Virgen la gracia de la liberación de este vicio.
Sin duda, va ser de gran ayuda llevar a esa persona a buscar la fuerza en Dios en la confesión, Eucaristía, fortaleciendo el alma en un grupo de oración, en el cual él o ella pueda rezar y recibir oraciones.
Junto con un tratamiento médico y psicológico para cada situación, es necesario que el dependiente tome conciencia de los males del vicio, sea él de dimensión corporal o espiritual. Si es el caso de droga, la recuperación puede ser en la propia familia, con un acompañamiento firme y constante del cónyuge sano y también de los hijos, si lo hay. Un diálogo permanente y una vigilancia de la familia pueden ayudar mucho. También la ayuda de otros amigos y familiares puede ayudar en esta difícil tarea. En los casos graves, una buena terapia o llevar la persona a una casa de recuperación donde haya oración, trabajo, disciplina y amor. Y la familia debe acompañar la recuperación de la persona con visitas frecuentes.
El vicio de la bebida exige la misma atención y el mismo acompañamiento. En los casos graves, la persona puede ser invitada a frecuentar un buen grupo católico de alcohólicos anónimos, siempre acompañado de oración y vida espiritual. Sin quitar, que la familia debe involucrar a la persona de la mejor forma, especialmente observando su vida fuera de casa para evitar las ocasiones y los lugares donde puede retomar el vicio. Siempre que sea posible, debe ser acompañada.
Hoy, existe también hombres dependientes de pornografía, especialmente por internet. Muchas esposas se quejan de eso. No es caso de separación. Lo que la esposa debe hacer es conversar seriamente con él, exigir que él pare con ese vicio y ayudarlo con oración.
No existe una receta exacta para el tratamiento de cada vicio, sea moral o físico; lo que se puede hacer es contar con la ayuda del Cielo, de la familia, de los médicos, psicólogos y amigos, sin desistir ni desanimar de la recuperación de la persona.
Profesor Felipe Aquino
Master y Doctor en Ingeniería Mecánica. Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva
Master y Doctor en Ingeniería Mecánica. Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva
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