Dios quiere usar tu profesión para salvar almas
Podemos evangelizar entre aquellos que trabajan con nosotros y entre aquellos para quienes trabajamos. Taxistas, médicos, enfermeros tiene grandes posibilidades de evangelizar. Como también los telefonistas, administrativos, bancarios…
Los profesores, y todos los profesionales del área de la educación, como también los que trabajan en el área de salud – médicos, psicólogos, psiquiatras, dentistas, enfermeros, auxiliares de enfermería- tiene gran influencia y por eso grandes posibilidades de evangelizar.
Los trabajadores son evangelizadores en la hora del almuerzo, de descanso, cuando enfrentan situaciones difíciles. No necesitamos cambiar de profesión, sino colocarla al servicio de la nueva evangelización. El Señor nos muestra que toda profesión se vuelve evangelizadora cuando la colocamos al servicio del apostolado.
No es necesario estar predicando todo el tiempo. Podemos hablar de Dios, de su Palabra, testimoniando y enfrentando juntos los problemas a partir de la luz del Evangelio; resolviendo las cuestiones dentro de los parámetros cristianos. Podemos invitar a las personas a los encuentros, prédicas, a nuestro Grupo de Oración. ¡Tenemos varias posibilidades!
Mi espiritualidad pasó mucho por la santidad de mi padre, que andaba constantemente con el rosario en el bolsillo o en los dedos. Formaban una dupla maravillosa: los dedos de mi padre, llenos de cemento y cal, y el rosario. Su rosario era áspero, como sus manos y sus dedos. Esa bonita aspereza fue la que me formó.
Mi papá trabajó en Brasilia (DF), en los tiempos duros de la construcción de nuestra capital. Se levantaba a las 4hs de la mañana para ir a las obras. Trabajaba de 6 a 22hs y volvía en camión al alojamiento. Al día siguiente, se levantaba nuevamente a las 4hs.
Cierta vez, en un bar próximo al alojamiento, mi papá tomaba un café, aún de madrugada, cuando llegó la policía. Los policías fueron revisando a las personas, pero, antes de revisar el bolsillo de mi papá, le preguntaron: “¿Tiene algún arma ahí?. Mi papá le respondió: “Si”. Entonces, el soldado revisó su bolsillo y sacó lo que había adentro: un lienzo y un rosario. El guardia se quedó mirándolo, atónito, pero mi papá aprovechó para evangelizar y dijo: “Esa es mi arma”. Mi papá no era un predicador. Yo si lo soy. Pero para volverme un evangelizador, necesité de un “predicador” como él. Solo así Dios pudo hacer su obra en mí.
Jesús también trabajó, evangelizó y sanó. Pero solo después que regresó al Padre, envió a los apóstoles reunidos en el Cenáculo, su Espíritu Santo. Esa es la gracia también para los operarios cansados y desanimados.
¡Es necesario que nos dejemos bañar! Ese es el sentido que Jesús dio al verbo “bautizar”. Déjate “bautizar” profundamente en el Espíritu Santo para ser un apóstol de Jesús, para ser operario en esta última hora.
=>Se un profesional en amar
Monseñor Jonas Abib
Fragmento extraído del libro el “Pan de la Palabra”
Fragmento extraído del libro el “Pan de la Palabra”
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