La Cuaresma de San Miguel Arcángel comenzó con San Francisco, que era devoto de este Arcángel. San Francisco sentía el deseo de experimentar, en el cuerpo y en el alma, la Pasión de Cristo, su dolor y también el inmenso a amor que lo impulsó a entregarse al sufrimiento por nosotros.
En el año 1224, el santo realizó su primera cuaresma de ayuno y oración, en el Monte Alverner, lugar desierto, distante, propicio para la oración. San Francisco dijo: “Para honra de Dios, de la bienaventurada Virgen María y de San Miguel Arcángel, príncipe de los ángeles y las almas, quiero hacer aquí una cuaresma”.
El 17 de septiembre, durante su cuaresma, cuando estaba en oración, tuvo la visión de un serafín, el cual se le acercó. Este tenía seis alas de fuego y también estaba crucificado, manos y pies extendidos y amarrados en una cruz. Dos de las alas se elevaban por encima de su cabeza, otras dos estaban abiertas para volar y las última dos cubrían su cuerpo. Y, por medio de esta visión, Francisco pudo comprender mejor el verdadero sentido de la Pasión. Cuando llegó el día de Fiesta conmemorando a San Miguel Arcángel, Francisco bajó el Monte Alverner, trayendo en sus manos y pies los estigmas de Jesús. Como se consideraba indigno de volver igual a Cristo, permaneció en total ayuno, al final de aquellos días bebió agua y comió un pedazo de pan.
Es importante recordar que la cuaresma se puede realizar en cualquier momento del año, siendo agosto y septiembre un momento especial.
Esperamos que puedas reunirte con tu familia, amigos, tu novio o tu novia, para rezar por las intenciones que cada uno tiene en su corazón.
“Los ángeles existen,
son enviados por la Divina Providencia
para que nos ayuden a alcanzar la santidad de vida”
(Juan Pablo II)
Esta cuaresma debe ser rezada, diariamente,
entre los días 15 de agosto y 29 de septiembre,
día en que se celebra la fiesta de San Miguel.
Haga un altar en su casa con una imagen de San Miguel o con una estampa y recuerde que “esta cuaresma” comporta también una penitencia. Se puede encender un cirio (vela) como signo de la presencia del Resucitado.
ORACIÓN A SAN MIGUEL
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial , arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén."
Santísimo corazón de Jesús.
Santísimo corazón de Jesús.
Santísimo corazón de Jesús.
LETANIAS DE SAN MIGUEL
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos
Jesucristo, atiéndenos.
Padre Celestial, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Hijo Redentor del mundo, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, Reina de los Angeles, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
San Miguel, lleno de gracia de Dios….
San Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino….
San Miguel, coronado de honra y de gloria….
San Miguel, poderoso Príncipe de los Ejércitos Celestiales.
San Miguel, porta estandarte de la Santísima Trinidad.
San Miguel, guardián del Paraíso.
San Miguel, guía y consolador del pueblo Israelita.
San Miguel, esplendor y fuerza de la Iglesia militante.
San Miguel, honra ya alegría de la Iglesia Triunfante.
San Miguel, Luz de los Angeles.
San Miguel, valuarte de la verdadera Fe.
San Miguel, fuerza de aquellos que combaten por el estandarte de la cruz.
San Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de vida.
San Miguel, socorro cierto.
San Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades.
San Miguel, mensajero de la sentencia eterna.
San Miguel, consolador de las almas del purgatorio, Vos a quien el Señor encomendó recibir las almas después de la muerte.
San Miguel, nuestro Príncipe.
San Miguel, nuestro abogado.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, óyenos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, atiéndenos.
Ruega por nosotros glorioso San Miguel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
Para que seamos dignos de sus promesas. Amén.
OREMOS:
Señor Jesucristo, santifícanos con una bendición siempre nueva y concédenos, por intercesión de San Miguel, la sabiduría que nos enseñe a juntar riquezas en el cielo y a cambiar los bienes de nuestro tiempo presente por los bienes eternos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
CONSAGRACION A SAN MIGUEL
Príncipe nobilísimo de los ángeles, valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de la Gloria del Señor, terror de los espíritus rebeldes, amor y delicia de todos los ángeles justos, mi querido San Miguel Arcángel, deseando hacer parte del número de tus devotos y siervos, a ti hoy me consagro, me doy y me ofrezco, y me pongo junto con mi familia y todo lo que me pertenece, debajo de tu poderosa protección. Es pequeña la ofrenda de mi servicio, siendo yo un pobre pecador, pero tu engrandecerás el afecto de mi corazón; recuerda que de hoy en adelante estoy debajo de tu sustento y debes asistirme en toda mi vida y obtenerme el perdón de mis muchos y graves pecados, la gracia de amar a Dios con todo mi corazón, a mi querido Salvador Jesucristo y a mi madre María Santísima, Concédeme aquellos auxilios que me son necesarios para obtener la corona de la eterna gloria. Defiéndeme de los enemigos del alma, especialmente en la hora de la muerte. Ven , Príncipe Glorioso, asísteme en la última lucha y con tu arma poderosa lanza lejos, precipitando en los abismos del infierno, aquel ángel quebrador de promesas y soberbio que un día postraste en el combate en el cielo.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate, para que no perezcamos en el supremo juicio. Amén.
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