Desde el momento en que abrimos los ojos, durante todo el día, hasta que nos acostamos, debemos tener la seguridad de que no estamos solos en ningún momento, “porque Dios está con nosotros” (Is 8,10).
Él quiere ser uno con nosotros, en nuestra oración, en nuestro corazón,
en nuestros pensamientos, en nuestro cotidiano, en nuestros sueños,
en nuestras lágrimas y en la vida de cada uno de nosotros en todo el tiempo y lugar.
Ante las crisis de soledad, de síndrome de pánico,
la gran sanación, es la intimidad con el Espíritu Santo.
Necesitamos ser íntimos de Dios como la Virgen María fue, porque, incluso en medio de los desafíos presentados por la vida, ella estaba siempre dispuesta a dar su ‘sí’ a Dios, porque tengo la seguridad de que el Señor estaba con ella y que para Él nada es imposible.
Señor, enseñanos a ser íntimos de Tu corazón.
¡Jesús, yo confió en ti!
Luzía Santiago
Co-Fundadora Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
fuente Portal Canção Nova
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