¡Buen día, Espíritu Santo!
Yo sé que Tu Bendición me acompaña siempre,
que no tengo ni existe forma ni modo
que desistas de mi.
Sé que siempre estuviste,
sé que ahora lo estás,
sé jamás vas a renunciar...
Que aunque velado y oculto,
silencioso y respetuoso,
paciente y Amable,
estás y estarás.
Aún así, aún con certeza inquebrantable
te suplico: ¡Ven, visítame y lléname!
Eres el Regalo preciado que espero cada mañana.
El que renuevas mis fuerzas,
el que me hace fuerte en el andar.
Eres el que potencia mis potencias,
El que trabaja y modela,
el que me devuelve al Camino,
el que ilumina el sendero.
Infunde nueva gracia en mi se,
otórgame ése mirar confiado y esperanzador.
Devuélveme la confianza en el hombre,
la esperanza perdida.
Porque Tu obra es buena,
Tu obra es grande, Tu obra es Santa.
y Habla!
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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