La vida nos enfrenta
a situaciones, personas y tiempos en que se hace necesario escuchar para saber
qué hacer, cómo actuar, dónde ir…
La palabra esperada es muchas veces la de quien comparte la
vida, la del marido o la mujer, la del hijo o la de papá o mamá. Lo cierto es
que muchas veces sin esas palabras nos resulta complejo tomar la decisión
correcta y oportuna.
El libro del
Deuteronomio nos recuerda en el capítulo 33 palabras que Moisés dijo al pueblo
poco antes de morir. Existen dos versiones sobre ése versículo.
Una de ellas
nos dice: “Ahí están postrados a sus pies esperando sus instrucciones”.
Y muy bien
patentiza la experiencia que estamos viviendo aquí, frente al Santísimo
Sacramento. Estamos a sus pies esperando sus instrucciones.
La traducción
de ése mismo versículo en la “Biblia del pueblo de Dios” en cambio asevera: “Ellos
se postran a tus pies, cada uno recibe tus palabras”
¡Ambas se
traducciones son parte de una misma realidad!
Aquel que se
postra a Sus pies esperando instrucciones, ése mismo recibe Sus palabras.
Nadie queda defraudado. El que espera, recibe.
¿Estás
necesitando dar con la palabra oportuna que te permita avanzar en tu vida de
fe?
¿Las
tribulaciones, los dolores y las incomprensiones del tiempo presente necesitan
de una “palabra de consuelo”, una palabra de sabiduría, de una palabra de…
Si es así, no dudes en hacer silencio.
Un gran
silencio.
Un silencio expectante, un silencio abierto a la escucha, a
la Voz de Aquel que no te dejará marchar sin darte Su instrucción, sin darte la Palabra
oportuna.
¡Bendecida Adoración!
Miguel
Comunidad Piedras Vivas
Viernes de Adoración - Enero 2015
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