Buen día, Espíritu Santo!
Al poner mis pies en la ruta de la vida,
Te alabo y te bendigo porque has venido
en la mañana, en el amanecer de un nuevo día,
a despertarme de mis ingenuidades,
de mis preconceptos de un mundo que no existe,
un mundo sin luchas, sin pruebas, sin conflictos, sin tribulaciones.
Te alabo y te bendigo porque es en este presente,
en este tiempo de búsquedas
que me enseñas a plantarme de frente a La Palabra,
de cara a la luz, para descubrir lo más verdadero que hay en mi vida.
La mezcla del amor y pecado; de gracia y excesos.
Te alabo y te bendigo porque me das el coraje que necesito
para recuperar el territorio sagrado que soy.
Recuperarlo para Vos,
recuperarlo como Templo Santo.
Líbrame de todas las máscaras,
y dame la gracia de comprender que aún en la imperfección,
el amor es más grande, más bonito y más verdadero.
¡Amen!
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