Aunque oscura sean la sombras que aún me rodean,
aunque el mundo procure acallar mi grito,
en la mañana descubro Tu Voz viva en mi,
cantando y proclamando en silencioso amor:
¡Hosanna, a Cristo mi Rey!
Revísteme con tu gracia,
dame el entrar Contigo a Jerusalem,
dame la gracia de expresar alabanzas a Tu Nombre
con los ramos de la caridad, de la paciencia;
ramos de misericordia y de consuelo;
ramos de esperanza y de alegría.
Porque la Salvación está aquí,
en medio de mi vida, en torno a mi vida.
¡Amén!
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