Señor y Padre del Cielo,
abro el corazón y mis entrañas,
cuando empieza la mañana porque sé que Tú,
Viento que no avisas, traerás la brisa sobre mi.
Todo se renueva en la mañana cuando en la vida
todo vuelve a latir...
Todo se renueva Contigo,
todo se vuelve nuevo,
cuando Tu vida me donas,
y así siento que es posible vivir,
que todo tiene sentido,
porque ya no son mis esfuerzos,
sino Tu Gracia,
quien abre caminos,
allanas senderos,
apaciguas mis guerras,
desenredas mis enredos,
aquietas mis tempestades.
Dame Tu Espíritu Santo,
Padre del Cielo
y serena lo no sereno,
en el Nombre de Tu Hijo,
con el Poder de Tu Espíritu,
¡Amén!
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