Señor y Dios mío,
en la mañana, cuando todo tiene aroma de resurrección,
cuando la vida se levanta presurosa
y la luz todo lo penetra vengo a pedirte sólo una gracia:
¡Dame hoy buscar las cosas de lo Alto!
Dame el desearte, el anhelarte;
Dame el esperar confiado,
esperar en obediencia y alegría,
esperanzado y expectante.
Derrama Tu corazón sobre muestras vidas,
Derrama Tu Espíritu Santo!
Que todos podamos sentirlo y llenarnos de gozo.
Instala un nuevo orden,
que lo viejo quede atrás, que lo nuevo se imponga con la fuerza de Tu gracia.
Abre los caminos que deben abrirse,
permítenos una mirada serena y atenta,
que nada ni nadie pueda reprocharnos cosa alguna.
Porque Tú, sólo Tú,
Dios Vivo y Misericordioso, eres la Fuente.
¡Amén!
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