Padre Dios,
Padre de los pobres y los abatidos,
de los llenos de esperanza,
de los vacíos de sueños;
de los que confían y esperan,
de los que desfallecen y desesperan...
Danos Tu Paz en el inicio de ésta semana.
Toca con Tu Mano Poderosa nuestros corazones,
nuestras mentes, todo nuestro ser.
Te confiamos nuestros pasos, nuestro andar.
Derrama Tu Gracia,
¡Derrama sobre Tu Espíritu Santo!
Danos docilidad de espíritu para reconocerte presente,
cercano, amoroso y tierno;
Cambia nuestros hábitos,
infunde nueva confianza.
Bendícenos con esa Bendición que entusiasma,
que fortalece, que remueve lo insano,
que levanta lo caído.
Somos Tuyos, Padre!
Tú eres nuestro.
Queremos amarte con fuerza, con alegría, con pasión.
¡Amén!
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