Padre y Señor de mi vida,
Te alabo y te Bendigo,
Tú eres Grande, Tú eres Santo.
Tú Amor y Tu fidelidad duran por siempre.
Confiado elevo a Vos mi oración:
Cuando de gris se quiera teñir mi vida,
cuando mi sentir y mi querer se vean opacados por el pecado;
cuando mis ojos no te distingan en el horizonte,
cuando la brújula espiritual pierda su rumbo...
Derrama el Fuego de Tu Espíritu con poder!
Derrama el Poder de Tu Amor,
La Fuerza de Tu Alegría,
la Fortaleza fundada en la esperanza.
¡Ven y visítame en el ahora de mi vida
y tiñe todo lo que hay en mi con el color de la Gracia!
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