Dios, Padre de todos,
que lo trasciendes todo, y lo penetras todo,
Derrama sobre nosotros la abundancia de Tu Espíritu.
Llénanos, penetra, y permanece en nosotros,
con la fuerza de Tu Espíritu.
Moldea nuestra arcilla;
Riega nuestra aridez;
Da crecimiento a Tus obras en nosotros.
Reinflama los carismas;
reaviva nuestra débil fe.
Enciende nuestros corazones,
Endereza nuestros pasos.
¡Amén!
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