jueves, 8 de septiembre de 2016

Meditación: Mateo 1, 1-16. 18-23

Natividad de la Santísima Virgen María

José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María. (Mateo 1, 20)

Hoy es el cumpleaños de la Virgen María, así que ¡vamos a celebrarlo! De hecho, ¿por qué no reúne a su familia, hornea un pastel y hace una fiesta?

Pero, ¿a qué se debe la celebración? Bueno, cuando un familiar o un amigo íntimo está de cumpleaños, todos se alegran con él o ella, ¿verdad? Porque quieren demostrarle afecto y hacer que el día sea especial para esa persona y quieren que él o ella lo sepan. ¿No debería ser lo mismo con la Virgen María, su madre? Ella es parte de su familia también. Desde el principio del tiempo, cuando Dios Padre pensó en enviar a su Hijo al mundo, también dispuso que María fuese su madre. Ahora, por medio de Jesucristo, los cristianos hemos llegado a ser hijos de Dios, hermanos y hermanas de Jesús. Y por eso, la Virgen María es nuestra madre.

Claro, porque en cierto modo, al leer el Evangelio de hoy, el pasaje de los antepasados de Jesús, también leemos los nombres de nuestro propio árbol genealógico espiritual. Comenzando con Abraham, nuestro antepasado en la fe, se nombra a nuestros ancestros hasta llegar a José y María. La historia de ellos es también suya y mía. ¡En otras palabras, usted pertenece a la misma familia de Jesús!

Y estado emparentado por la fe con el Señor, usted tiene un papel importante que desempeñar en el plan de Dios, como lo hizo María, porque el Señor le ha dado una misión especial en su familia. Como padre, hermano, hijo, amigo, compañero de trabajo o vecino, el Señor quiere que usted sea portador de Cristo hacia aquellos con quienes conversa y se visita, como lo hizo María. Tal vez esto parezca difícil de hacer y en un sentido lo es.

Pero usted no tiene por qué sentirse cohibido por este honroso cometido. Recuerde que tiene a la mejor madre del mundo para que le ayude; además, recuerde que usted no está solo: tiene una familia enorme y maravillosa que le ayuda.

Así pues, ¡celebre el día con alegría, pastel y golosinas! ¡Celebre con sus hermanos por la maravillosa madre que tiene!
“Gracias infinitas te doy amada Virgen María por ser mi madre. Enséñame a regocijarme por tu nacimiento y por todo lo que te ha tocado hacer en el Reino de Dios.”
Miqueas 5, 1-4
Salmo 13(12), 6

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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