sábado, 12 de noviembre de 2016

Cartas Juninas

Epístola III de San Juan 1,5-8. 
Querido hermano, tú obras fielmente, al ponerte al servicio de tus hermanos, incluso de los que están de paso, y ellos dieron testimonio de tu amor delante de la Iglesia. Harás bien en ayudarlos para que puedan proseguir su viaje de una manera digna de Dios.porque ellos se pusieron en camino para servir a Cristo, sin aceptar nada de los paganos, Por eso debemos acogerlos, a fin de colaborar con ellos en favor de la verdad. 

ACERCAMIENTO

-Querido, te portas fielmente en tu conducta para con los hermanos, y eso que son forasteros.

En la Iglesia primitiva, había un intenso ir y venir de una comunidad a otra. Viajeros, misioneros, gentes de otra ciudad.

Este intercambio es una de las leyes internas de la Iglesia.

1º Es preciso que la Iglesia sea "local", que esté enraizada en un pueblo, una raza, una cultura, un ambiente: nunca se hará bastante para que cada grupo humano pueda expresarse a su modo, con sus propias palabras, y pueda recibir la Palabra de Dios en su propio lenguaje cultural. De ahí la urgencia de la reforma litúrgica, en particular, y la necesidad de que surjan teólogos en todos los grandes sistemas de pensamiento diversos de los de occidente.

2º Pero es preciso también que cada Iglesia local esté en «comunión» con todas las demás: en este sentido, nunca se trabajará demasiado para que el grupo quede abierto y acepte recibir a los forasteros o «extraños». Cuando un grupo cristiano pasa a ser un «club cerrado», un ghetto, sin comunicación con el resto de la Iglesia, deja de ser Iglesia.

En nuestras parroquias, en nuestros grupos ¿sabemos acoger al forastero? ¿Lo hacemos en nuestras familias? Vayamos más lejos. ¿Sabemos acoger «lo que nos diferencia», es decir, lo que en el otro no se asemeja a lo nuestro? Su temperamento, opuesto al nuestro, sus gustos, que encontramos extraños o raros, su manera de hablar o de actuar que nos molesta... etc.

-Esos forasteros han dado testimonio de tu amor, ante la Iglesia.

La acogida, la hospitalidad han sido tan sinceras que han llenado el corazón de los beneficiarios, que lo comentan en las nuevas comunidades donde se insertan.

Conviene a veces escuchar "lo que se dice de nosotros": ¿somos reputados como acogedores... o como gente "difícil de conectar"?

-Harás bien de proveerlos para el viaje, de manera digna de Dios; pues por su Nombre salieron, sin recibir nada de los paganos...

Juan se dirige aquí personalmente a Cayo, jefe de la comunidad local. Acogió a cristianos forasteros de otra comunidad. Juan le felicita y le pide que prosigan su buena obra dándoles para que puedan seguir su camino: son pues "misioneros", quizá predicadores ambulantes que viajan "por el nombre del Señor" y que, a ese título merecen ser ayudados en su apostolado "de manera digna del Señor".

¿Aporto también mi ayuda a los "_misioneros" ¿Participo en la propagación del Evangelio y de la Fe?

En general ¿cuál es mi participación en la vida material de la Iglesia, para que pueda "seguir su obra"? Las colectas del domingo forman parte de la misa: ¿es sólo una costumbre? o ¿un gesto consciente? ¿qué sentido damos a ese gesto? Varias veces durante el año hay colectas extraordinarias, cuyos fondos van destinados a obras de interés mundial. ¿No es ésta una manera de continuar lo que hacían ya nuestros hermanos los primeros cristianos?

Debemos acoger a tales hombres para ser colaboradores de la verdad.

Este es uno de los sentidos que podríamos dar a las colectas: "colaborar con la verdad"... ayudar a los que hacen progresar la "buena nueva"...

¿Y yo? No puedo descargarme totalmente en los "misioneros" especializados. ¿Soy misionero allá donde estoy en lo que puedo para colaborar con la verdad?

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 4
PRIMERAS LECTURAS PARA EL TIEMPO ORDINARIO
DE LOS AÑOS PARES
EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pág. 390 s.


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