jueves, 17 de noviembre de 2016

La batalla entre la mujer y el dragón

La batalla entre la mujer y el dragón se extiende por milenios; nosotros estamos en medio de esa batalla y no podemos ignorarla.

El pasaje del libro del Apocalipsis 12,1-17 narra la batalla entre una mujer y el dragón. ¿Quién es esa mujer y quién es el dragón? ¿Cuándo comenzó y cuándo terminó esa batalla? En Génesis 3,13-15, la Biblia también habla de una mujer, y si vemos con atención en el pasaje del primer libro de la Biblia y en el pasaje del último libro, ambos hablan de esa batalla entre la mujer y la serpiente, y Dios profetiza la victoria de la mujer.

La primera mujer es Eva, que se dejó engañar por el demonio, que confió más en el demonio que en Dios, por la seducción de la serpiente. La mujer del libro del Apocalipsis es María, que rompió la desobediencia y confió en la Palabra del Señor.

¿Cuándo comenzó la lucha entre la mujer y el dragón en el Apocalipsis? El Apocalipsis es un libro de visión, hace referencias a los hechos que marcarán la salvación de la humanidad. Esa lucha comenzó hace más de dos mil años, cuando una Mujer, María, no desconfió de Dios, creyó en Él y se convirtió en la nueva Eva. Ella, al contrario de la primera, no dudó de Dios. Si no nos desviamos de Dios, la serpiente no nos podrá engañar. Solo la Palabra de Dios nos puede hacer caminar en la verdad.

Esa batalla nos habla del tiempo de la Iglesia, desde la primera hasta la segunda venida de Jesús: este es el tiempo de la batalla. En esa larga guerra, dice el Concilio Vaticano: “un duro combate contra los poderes de la tierra, con efecto, atraviesa toda la historia humana”. Estamos en medio de una batalla, pero muchos cristianos la ignoran.
En esa larga guerra, tenemos momentos de batallas más duras y otras más suaves. En los primeros siglos, en el inicio de esa batalla, los primeros cristianos eran perseguidos, pues era ilegal ser cristianos. Hoy, estamos viviendo aquello que el libro del Apocalipsis llama “La Gran Tribulación”.

En el número 675 del Catecismo, leemos que, antes de la venida de Cristo, la Iglesia pasará por una prueba final, que sacudirá la fe de muchos, y la humanidad será seducida por la impostura religiosa. Una nueva realidad que parece traer a Dios, pero que es una mentira, pero muchos de nuestros hermanos se dejarán engañar. Esa impostura traerá una solución aparente a nuestros problemas y solo confundirá a quien no conoce bien la Palabra del Señor.

Tenemos poco tiempo, no podemos posponer más nuestro compromiso con Jesús. ¡Hoy comencemos a acercarnos a Él! Está llegando, está comenzando “la Gran Tribulación”, pues muchas personas hablan de Jesús, pero se apartan de su Palabra. Y veo dos grandes niveles de batalla que son señales del inicio de esa batalla.

La persecución a los cristianos en el siglo XX, en gran parte del mundo, fue la época en que más cristianos murieron como mártires. En el inicio de ese siglo, se agravó más la situación de los cristianos en Oriente. Los más importante es que no tenemos noticias sobre eso, porque “el padre de la mentira” no quiere que sepamos esa verdad, pues solo nos llegan noticias deformadas, nos están envenenando con tanta mentira.

En Occidente, la batalla es más cultural, pues vemos que los enemigos de Dios están en campaña de destruir los valores cristianos, una campaña sutil para arrancar los valores, el alma cristiana. Vemos, en el mundo de hoy, crecer un nuevo paganismo; la humanidad es engañada, vemos la cultura de la muerte y la dictadura del relativismo. El enemigo de Dios es especialista en seducción, las mentiras del demonio siempre parecen suaves, son muy atractivas, por eso es más fácil que caigamos en su mentira.

En 1830, María apareció y nos mostró una medalla milagrosa. Pidió que se hicieran otras iguales. Esa medalla es muy profética, pues tiene a María derramando sus gracias y pisando la cabeza de la serpiente; y del otro lado, María con una corona de doce estrellas. Una pequeña medalla que nos ayuda a abrir los ojos para ver el momento que estamos viviendo. María nos está diciendo: estamos comenzando “la Gran batalla”.

El versículo 4 del comienzo del Apocalipsis contiene la declaración de que el demonio es el padre de la mentira y seductor de los poderosos, cuando él conquista a las personas parece que está venciendo. Pero María y Jesús no están quietos, están actuando y llamando a su ejército, compuesto por los pequeños, aquellos que el mundo cree que no pueden hacer nada.

María y Jesús necesitan de nosotros, pero tenemos que ser pequeños, humildes, instrumentos de Dios en esa gran batalla que estamos viviendo. Si somos verdaderamente humildes, vamos a ganar la gracia de ser obedientes. El demonio hasta logra simular la humildad, pero no puede simular la obediencia.

Padre Duarte Lara
Sacerdote Exorcista
Prédica durante el Campamento de Sanación y Liberación 2016 en Canción Nueva

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