San León Magno
Las fuerzas invisibles son a veces las más pujantes. Piensa en todo el trabajo que implica la obra gigantesca de construir un gran canal interoceánico, como el de Panamá: máquinas enormes, muchos ruidos molestos, miles de gente afectada. Ahora, piensa en cómo y cuándo se fue formando naturalmente el hermoso e imponente Cañón del Colorado. Un proceso lentísimo y sin violencia. Nadie advierte lo que va sucediendo, pero el resultado final es realmente impresionante. ¡Ninguna cuadrilla que trabajara en una excavación podría jamás haber completado un proyecto tan imponente y tan hermoso como ese!
En el Evangelio de hoy, Jesús nos presenta la fuerza invisible más poderosa de todas: el Reino de Dios, y nos explica que este Reino no viene acompañado de bombos y platillos y que mucha gente ni siquiera lo advierte. Pero, la humilde llegada de Jesucristo en Belén fue en realidad la apacible inauguración del Reino en la tierra. A partir de entonces, todo empezó a cambiar. El Reino crece de un modo poderoso pero diferente, y en cualquier momento el Señor volverá a tomar posesión de él de una manera más pública.
El Reino no se manifiesta aún en forma plenamente visible; por eso, el Señor nos pide practicar la fe confiando en su realidad invisible; y poner por obra la virtud de la esperanza, sin desconocer la realidad que vemos, pero teniendo la certeza segura de que su Reino está realmente en medio de nosotros. Así pues, podemos llevar una vida apacible y confiada sabiendo que Jesucristo, nuestro Rey, tiene todo bajo control, y que finalmente un día lo veremos regresar a la vista de todo el mundo.
Por esto, ahora nos toca reposar y trabajar. Reposamos confiados en Dios y en sus promesas, pero también trabajamos constantemente como agentes del Reino. A veces no tenemos más que admirar la magnífica obra del “río poderoso” del Espíritu que va “esculpiendo” la fisonomía del Reino.
En otras ocasiones, la misma corriente santa nos lleva junto a miles de otros fieles a actuar como “cuadrillas y equipos mecánicos” para la construcción del Reino. Pero siempre podemos dar gracias a nuestro Rey, que constantemente está trabajando en el mundo que nos rodea.
“Dios y Señor mío, creo firmemente que tu Reino está aquí con nosotros. Pero de todos modos rezo pidiendo ‘Que venga tu Reino’.”Filemón 7-20
Salmo 146(145), 7-10
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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