jueves, 10 de noviembre de 2016

RESONAR DE LA PALABRA 10112016

Evangelio según San Lucas 17,20-25. 
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: 'Está aquí' o 'Está allí'. Porque el Reino de Dios está entre ustedes". Jesús dijo después a sus discípulos: "Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: 'Está aquí' o 'Está allí', pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación." 

RESONAR DE LA PALABRA 
Queridos amigos, paz y bien.

Siguen las lecturas con el espíritu escatológico, de final de los tiempos. Dicen los exégetas que nos hallamos ante un “pequeño apocalipsis”. Se nos explica lo que sucederá al final de los tiempos. Y no todo será como vemos en las películas de catástrofes.

Y es que hay que estar atentos, porque no siempre sabemos ver lo que sucede a nuestro alrededor. El Reino de Dios crece de forma callada, sin salir en la televisión o en las noticias de la radio. De forma inapreciable. Nos cuesta apreciarlo. Antes bien, parece que todo va mal. Se ve más lo malo que lo bueno. Nos cuesta quitarnos las gafas de ver todo negro, y ponernos las gafas color esperanza. Hay que entrenarse. Para ver defectos, todos tenemos el ojo bien entrenado. Para las virtudes, nos cuesta más.

Y al final, hay solo una vida para vivirla. Ni más, ni menos. Mientras vivimos, tenemos la oportunidad de “vivir con el hijo del Hombre”. Después será tarde. Y si “el Reino de Dios ya vive dentro de nosotros”, deberíamos intentar vivir como Jesús. Dando tiempo a lo importante, y no prestando atención a lo que no merece la pena.

Cada uno sabe lo que le mueve en la vida, a lo que dedica tiempo y energías, y aquello que no nos motiva. Tenemos 24 horas cada día. Ocho horas para dormir, ocho para trabajar, dos para comer, una hora para descansar, una para viajes… Al final de la lista de actividades, nos puede quedar poco tiempo para Dios.

Y si nos importa Él, si queremos que su obra vaya creciendo dentro de nosotros, tenemos que darle tiempo cada día. Prepararnos para saber dónde está Dios y dónde no. Dónde ir, en qué gastar nuestro tiempo y en qué no. Todo eso depende de la oración y de cómo nos preparemos cada día para ayudar a que el Reino vaya creciendo.

Tu hermano en la fe, Alejandro, C. M. F.
Fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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