viernes, 11 de mayo de 2018

Novena Pentecostes - Las acciones del Espíritu Santo en nuestras almas - Día 1

PRIMER DÍA
+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.




Oración inicial

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de Tu Amor.
¡Envía Tu Santo Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra!

Oremos: Dios que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haz que apreciemos rectamente todas las cosas, según el mismo Espíritu y gocemos siempre de Sus consuelos, por Cristo Nuestro Señor. ¡Amén!

Oración antes de la meditación

Divino Espíritu, que por la Iglesia eres llamado Creador, no solamente porque lo eres con relación a nosotros, criaturas; sino también porque moviendo en nuestras almas, santos pensamientos y afectos, creas en nosotros aquella santidad que es obra Tuya. Venga también sobre nosotros Tu benéfica virtud, y mientras Te honramos con este devoto ejercicio, dígnate visitar con Tu Divina Luz nuestra mente, y con Tu Suprema Gracia nuestro corazón, para que nuestras oraciones suban agradables a Ti y del Cielo, descienda sobre nosotros la abundancia de Tus divinas misericordias. ¡Amén!

Meditación
Las acciones del Espíritu Santo en nuestras almas

Esa bellísima y noble criatura que es el alma humana, creada por la paterna Mano de Dios, fue por el Eterno Amor enriquecida con las mas elevadas virtudes; que en ella produce sus frutos, gracias a la acción vivificante del mismo Amor que es el Espíritu Santo.
Las acciones de este Divino Espíritu en las almas son admirables, y cuanto más las contemplamos, tanto más nos llenamos de sus maravillas y de consolación. Inaccesible por su naturaleza, el Espíritu Santo se vuelve accesible por su infinita bondad, sobre todo para las almas que Lo desean, y a ellas se comunica de modo inexplicable. Él las llena de Sí, y les hace sentir Su presencia con luces, inspiraciones y gracias diversas. Y por más que sea simple en su esencia, son variados y múltiples sus efectos. Y en la obra de santificación de las almas, se puede afirmar que el Espíritu Santo es todo en todos.

Este dogma de inefable operación del Espíritu Santo en el alma del cristiano muestra claramente una verdad que eleva a una dignidad incomprensible: Es una expresión de esta verdad. “Un Dios se ocupa de mi. Un Dios se preocupa en hacerme el bien. ¡El deseo por mi perfección es su predilecta ocupación! ¡El trabaja en mi, piensa siempre en mi, no cesa de trabajar por mi!” ¿Y por qué todo eso? ¡Porque me ama y me ama infinitamente! ¿Por qué? ¡Porque yo soy una feliz criatura bajos los eternos y amorosos cuidados de Dios!

Si esta verdad fuese por ti bien considerada y bien entendida, ¿qué tanto te importaría, oh alma cristiana, las cosas de esta tierra? Tu, tan amada por Dios, ¿cómo podrías no aprovechar Sus efectos, desperdiciándolos por los bienes de esta tierra? ¡Ah, si conociéses a Aquel que opera en ti, estarías muerta para el mundo y el mundo estaría muerto para ti, y vivirías desde ahora toda en Dios!

Momento para meditación personal

ORACIÓN

Espíritu Santo, Eterno Amor, esta pobre alma no encuentra palabras para expresar la dulce maravilla y el reconocimiento que experimenta pensando en Ti, Altísimo Dios, que Te dignas ocuparte de esta mezquina criatura y hacerle continuamente el bien. Te agradezco de corazón; pero al mismo tiempo, siento necesidad de pedirte perdón por haberte apreciado tan poco y haber correspondido tan pobremente hasta ahora a Tu amoroso “operar” en mi alma. Tú, que me llenas de favores y favores tan grandes que no consigo ni comprenderlos, acrecienta en mi otro favor: el de hacerme apreciar, Divino Espíritu, los beneficios de Tu Amor, y de ayudarme a corresponderte fielmente.

Abre, Espíritu Santo, con aquella luz de la cual eres origen y fuente, los ojos de mi mente, y haciéndome conocer mejor los efectos del infinito amor que me traes, mueve Espíritu Santo, mi corazón a la verdadera y constante correspondencia.

ORACIÓN FINAL

Prometido y ansiado Consolador, Espíritu Santo, procedente del Padre y del Hijo, que escuchando la unánime oración de los discípulos del Salvador, fraternalmente reunidos en el Cenáculo, descendiste para consolar y santificar a la Iglesia naciente; muéstrate propicio a nuestras súplicas, reenciende Tu Divino Fuego en los corazones de los hombres. Haz resplandecer Tu Luz hasta los confines de la Tierra; llama nuevamente al seno de la Iglesia Romana a todas las Iglesias separadas.

¡Oh, Espíritu Santo, que eres el Amor, piedad de tanta mediocridad y de tantas almas que se pierden! Haz que rápidamente suceda aquello que David profetizaba diciendo: “Manda Tu Espíritu!”. Haznos nuevas criaturas, y así renovaras la faz de la tierra. A partir de esta consoladora profecía, unidos en oración, como nos enseña la iglesia, con plena confianza repetimos: ¡Envía Tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la Tierra!

Rezamos las siguientes oraciones:
·       Padre Nuestro
·       Ave María
·       Gloria
·       Canto del Espíritu Santo

En esta novena, la Beata recomendaba que sea cantado el Veni Creator.

+Que el Señor nos bendiga,
+Nos guarde de todo mal;
+Nos conduzca a la vida eterna.
Amén.

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