«La presencia viva de Cristo, que debemos proteger, defender y dilatar en nosotros, es la lámpara que ilumina nuestros pasos, luz que orienta nuestras decisiones, llama que calienta los corazones para ir al encuentro del Señor, haciéndonos capaces de ayudar a los que hacen el camino con nosotros, hasta la comunión inseparable con Él. Ese día, dice también el Apocalipsis, “Noche ya no habrá; no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos”»Francisco
Audiencia General 16-05-18
Viñeta: Leonan Faro
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