martes, 4 de junio de 2019

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 17,1-11a.


Evangelio según San Juan 17,1-11a.
Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: 
"Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti,
ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado.
Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste.
Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera.
Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra.
Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti,
porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos.
Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado.
Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti."

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos, paz y bien.

La larga despedida de Jesús continúa. A lo largo de los últimos días, hemos ido viendo cómo Jesús, a la vez que se define a sí mismo, concreta su relación con el Padre, y prepara el camino a sus discípulos, subrayando la continuidad que hay entre Él y la Iglesia que comienza sus andanzas.

Se despide el Maestro, y se despide el discípulo. Pablo muestra su confianza en el futuro, a pesar de que sabe que no será fácil. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Parece que la vida del apóstol del primer siglo y la de la Iglesia del siglo XXI no han cambiado tanto.

La mayoría de nosotros vivimos en países donde hay libertad religiosa, pero no todos pueden decir lo mismo. Hay muchos cristianos perseguidos. Y muchos han sido testigos de su fe, hasta la muerte. Por no callarse nada. Por anunciar enteramente el plan de salvación de Dios para el mundo. Un proyecto de amor, de justicia, de solidaridad… Esas cosas que no a todos les vienen bien, con las que algunos no están de acuerdo. Pero que es lo que de verdad importa.

¿Qué es lo que de verdad nos importa? ¿Qué es lo que de verdad me importa? Porque, para ser testigo, hasta el final, hay que poder ser capaz de perder la vida por el Reino. Y eso no se improvisa. Pinchando aquí puedes ver el camino de muchos mártires claretianos. Todos prefirieron a Cristo antes que su vida. Y Cristo rogó al padre por ellos, porque eran de los suyos. Y todos supieron que lo verdaderamente importante es el seguimiento de Cristo. Antes que conservar la vida. A mí eso me interpela. Reviso mi vida, y veo lo mucho que tengo que mejorar. Y me entra algo de agobio.

El salmo de hoy nos ayuda a rezar en los momentos difíciles. Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. Repítelo muchas veces, si te sientes cansado, agobiado, preocupado. Que es una buena ayuda. Para dejar de sentirte agobiado.

Nuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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