sábado, 8 de junio de 2019

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 21,20-25.


Evangelio según San Juan 21,20-25.
Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?".
Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: "Señor, ¿y qué será de este?".
Jesús le respondió: "Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme".
Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: "El no morirá", sino: "Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?".
Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero.
Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relata detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían.

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos, paz y bien.

Muchas otras cosas hizo Jesús. Son muchos los que, a lo largo de la Historia, han dado testimonio de ello. De cada de uno de los santos, de los oficialmente reconocidos, y de los “santos de la puerta de al lado” (© Papa Francisco) podemos aprender mucho. A veces, son grandes gestas, hasta heroicas, martiriales. En otras ocasiones, son pequeños gestos, pero cargados de amor. De mucho amor. Una sonrisa, un beso, un abrazo, un silencio en un momento de acaloramiento (palabra y piedra suelta no tienen vuelta, a veces es mejor callar).

Estamos a las puertas de Pentecostés. Fue un momento de gracias para la Iglesia. Y lo puede ser también para cada uno de nosotros. Se termina el tiempo pascual, y comienza el tiempo ordinario. Hemos acumulado fuerzas para afrontar este tiempo ordinario, que no aburrido. Es el momento de poner en práctica todo lo que hemos vivido todas estas semanas, junto a Jesús. Pues eso. Pongamos manos a la obra.

“Los buenos verán el rostro de Dios”, dice el salmo hoy. ¿Quieres ser de los buenos? Pide el Espíritu, para serlo. Nunca te abandona.

Himno al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo. 
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; 
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, 
descanso de nuestro esfuerzo, 
tregua en el duro trabajo, 
brisa en las horas de fuego, 
gozo que enjuga las lágrimas 
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. 
Mira el vacío del hombre 
si Tú le faltas por dentro; 
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, 
sana el corazón enfermo, 
lava las manchas, 
infunde calor de vida en el hielo, 
doma el espíritu indómito, 
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. 
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; 
salva al que busca salvarse 
y danos tu gozo eterno.
Amén.

Nuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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