¡Buen día, Espíritu Santo!
Tú renovada presencia imploro cada día:
¡Ven, Divino y Santo Espíritu!
¡Ven y visítame con Tu gracia y unción!
Tú eres Aquel a quien pido y clamo:
¡Fuego del Cielo, oh Dios!
Fuego que purifique,
Fuego que sane, Fuego que abrace.
Acompaña mi caminar.
Fortaléceme y asísteme en lo cotidiano.
Úngeme y Santificame,
condúceme y oriéntame.
Dime, ¿qué podemos hacer juntos hoy?
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