Con Jesús por la mañana.
Antes de partir a la casa del Padre Jesús envía en misión a la comunidad de los Once, mermada pues ya no eran doce, con dudas pero en actitud de adoración al Señor que los convoca, minoritaria pues el mundo que en ese tiempo no conocía a Jesús era mayor que sus seguidores, y marginal pues su creencia no era la oficial del pueblo judío. Los envía con la fuerza de su amistad al mundo entero. Reflexiona ¿Cuál es hoy tu campo de misión? Ofrece lo que descubras por la intención del Papa y únete a los cristianos de África.
Con Jesús por la tarde.
“Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” (Mt 28, 19-20). Agradece y ofrece la misión recibida y repite al ritmo de tu respiración “Jesús, contigo y como Tú en misión”.
Con Jesús por la noche.
Revive tu historia. Al cerrar la semana repasa lo vivido en ella. ¿Ha habido novedades que te han ayudado a crecer? ¿Qué acontecimiento te ha llenado de gozo? ¿Qué sentimientos recuerdas con más fuerza? ¿Qué palabras aún te resuenan? ¿Recuerdas alguna imagen que quede grabada en el corazón? ¿Qué encuentros te han llenado de alegría? Agradece a Dios lo vivido y disponte a iniciar una nueva semana.
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