¡Buen día, Espíritu Santo!
Amor Infinito, Dueño nuestro,
Tú que en el principio pusiste todo bajo nuestros pies,
¡Ven y enséñanos a dominar lo terco!
¡Ven a instruirnos para gobernar lo obstinado!
Te hemos recibido, vives en nosotros y aún así,
nuestras entrañas claman ¡Ven!
Lo infinito que participamos de Ti siempre está con ansias;
porque el buscarte y el desearte no es trabajo sino regalo;
Porque eres El Inmenso Sin Limites,
Desmedido, vasto, y Grandioso,
eres Tú, Dios Amor,
por eso ¡Ven, dilata nuestros corazones y entrañas y Ven!
¡Ven y llénanos de Tu Presencia!
¡Ven y manifiesta, ¿que podemos hacer juntos hoy?
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