Con Jesús por la mañana.
Sentí a Dios tan cerca en sus milagros, que me arrasó violentamente detrás de sí. Y lo vi tan cerca de los que sufren, de los que lloran, de los que naufragan, en esta vida de desamparo, que se encendió en mí el deseo ardiente de imitarle en esta voluntaria proximidad a los desechos del mundo, que la sociedad desprecia, porque ni siquiera sospecha que hay un alma vibrando bajo tanto dolor. (Pedro Arrupe sj). ¿Qué te dicen a ti estas palabras? Ofrece tu día por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“Entonces María se levantó y fue sin demora a la serranía, a un pueblo de Judea.” (Lc 1,39). Tú también puedes acudir en ayuda de tus hermanos que necesitan de ti. Dios cuenta contigo para su misión, pide a Jesús “hazme testigo de reconciliación, justicia y paz junto a mis hermanos de África”.
Con Jesús por la noche.
Recuerda los sentimientos. ¿Cómo te has sentido en esta jornada? ¿Con qué sentimientos iniciaste el día? ¿Hubo algún cambio en ellos, en razón de qué? ¿De qué manera vas llegando al anochecer? ¿Qué actitudes tuviste? Pide perdón por aquello que te hubiera gustado que fuera diferente.
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