El hombre es un ser social y sociable, mientras la Iglesia es comunitaria por excelencia. En la medida que eres un miembro de la Iglesia eres también un ser comunitario.
¿Es bueno aislarse de quienes nos rodean, tanto al orar como en nuestra vida cotidiana?
—No. Al orar sí que está permitido, para tener un medio propicio para orar. La oración presupone necesariamente un clima propicio, pero la concentración no es una cosa sencilla. Se los digo por experiencia personal: aún con el paso de los años la mente del hombre sigue muy activa y, mientras ora, no para de llenarse de pensamientos ajenos a la oración. La oración presupone un enorme poder de concentración, pero ésta no puede obtenerse si estamos rodeados de gente y, mucho menos, en medio de una muchedumbre.
Desde luego que puedes orar hasta en un vagón de tren, si cierras los ojos y los demás callan o duermen. Pero, en el resto de tu vida cotidiana no es bueno aislarte, porque el hombre solitario está muy cerca del hombre malo. Además, no es bueno aislarte de quienes son buenos. Si puedes, aíslate de los malos... pero tampoco esto es tan bueno, porque bien podrías ayudarlos de alguna manera.
El hombre es un ser social y sociable, mientras la Iglesia es comunitaria por excelencia. En la medida que eres un miembro de la Iglesia eres también un ser comunitario y debes vivir en comunión con otros, porque, dicho de otra manera, de pecar puedes pecar solo, pero de salvarte, no podrías salvarte solo, sino junto a los demás y con la ayuda de otros.
Adaptación de un testo traducido de: Mitropolit Bartolomeu Anania, Rugăciunea, izvor de putere în încercările vieţii, Editura Doxologia, 2013, pp. 66-67
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