jueves, 25 de mayo de 2017

Evangelio según San Juan 16,16-20. 
Jesús dijo a sus discípulos: "Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver". Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: "¿Qué significa esto que nos dice: 'Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'?. ¿Y que significa: 'Yo me voy al Padre'?". Decían: "¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir". Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: "Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: 'Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'. Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo." 


RESONAR DE LA PALABRA

Fredy Cabrera, cmf
¡Queridos compañeros y compañeras de camino!, saludos pascuales y fraternos.
No olvidemos que hay una urgencia de profetas en el mundo de hoy. Hombres y mujeres que nos iluminen el camino y nos hagan ver nuestros errores. Mirando atentamente a nuestro alrededor descubrimos, que la violencia se recrudece a escala mundial y, que los jefes de las naciones velan por intereses meramente económicos y egoístas.
A pesar de lo positivo de la globalización, algo nos adormece y no permite que luchemos por lo fundamental: “la vida” y la “casa común”. Como bien decía Mahatma Gandhi: “no me asusta la maldad de los malos, me aterroriza la indiferencia de los buenos”. Recordemos que los cristianos, por el bautismo, estamos llamamos a ejercer el profetismo, aunque éste nos cueste la vida.
En la primera lectura, San Pablo predicando en Corinto experimentó el rechazo a su mensaje. Pero no dejó de hacerles ver que la indiferencia es sinónimo de complicidad. Hoy muchos vivimos simplemente como espectadores de nuestra auto-destrucción, lo cual nos hace cómplices. De repente, nos falta hacernos más responsables y así luchar, con mayor determinación, por las grandes causas de la humanidad (la vida, la paz, el agua, la tierra, la salud, la soberanía, la libertad, etc.).
En el Evangelio de hoy, Jesús nos asegura: “ustedes llorarán y se lamentarán mientras el mundo se divierte, estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”. Una Iglesia profética, siguiendo el ejemplo de Jesús, llora con el que llora, sufre con el que sufre y muere para dar vida…mientras el mundo se divierte. De lo contrario, desdiría de su misión en el mundo.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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