Sexto Domingo de Pascua
Los cristianos modernos tenemos a veces la tendencia a sentirnos aislados en medio de una cultura que no comparte nuestra misma fe y esperanza en Cristo. Pero Jesús nos asegura la bendición del Padre y el consuelo del Espíritu Santo, razón por la cual hemos de depositar toda nuestra confianza en él. En realidad, debemos reservarle un lugar especial al Señor en nuestro corazón, porque él ha venido a habitar en nosotros por el Espíritu Santo. Aceptarlo como Señor significa declarar que reconocemos que Dios nos ha conferido el don de la fe y que deseamos que la presencia de Cristo aumente en nosotros (Juan 3, 30).
San Pedro enseñaba lo que él mismo había aprendido del Maestro. En la víspera de su muerte, Jesús dijo a sus discípulos: “El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama” (Juan 14, 21). Pero esta obediencia no consiste sólo en la adhesión a una serie de reglas, sino que Cristo mismo es la norma de vida que hemos de seguir, y sus palabras cobran vida en nuestro corazón por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Movidos por su amor, podemos demostrar cuánto amamos a Jesús obedeciendo su voz, y no poniendo atención a las objeciones, temores y voces propias de nuestra naturaleza contaminada y caída.
Veamos cómo describía San Bernardo esta moción interior del Espíritu en su vida: “Entendí que el Señor estaba allí por ciertos movimientos de mi propio corazón: La salida de los vicios y la represión de mis apetencias carnales me hicieron conocer la fuerza de su virtud… Hasta el más leve cambio en mi modo de vivir me ha dado la vivencia de esta dulce abundancia; viendo la renovación y restauración de mi mente, es decir, del hombre interior en mí, he percibido algo de su hermosura; finalmente, la contemplación de la maravilla de su grandeza me ha dejado anonadado” (Sermones sobre el Cantar de los Cantares, 74. 6).
“Señor, Espíritu Santo, te alabamos y te adoramos de todo corazón. Condúcenos a la verdad para que así podamos conocer mejor a Jesucristo, nuestro Señor, y aprendamos a vivir según sus caminos.”Hechos 8, 5-8. 14-17
Salmo 66(65), 1-7. 16. 20
1 Pedro 3, 15-18
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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