Dice el Apóstol Pablo que Dios nos da todo, teniendo nuestra fe como fundamento, y agrega: “y esta es un don de Dios” (Efesios 2,8).
La oración pura, como la fe, es un don de Dios. Dice el Apóstol Pablo que Dios nos da todo, teniendo nuestra fe como fundamento, y agrega: “y esta es un don de Dios” (Efesios 2,8).
No puedes pensar correctamente, no actúas correctamente, no ves ni entiendes con claridad las cosas, cuando crees que todo depende de tus propias fuerzas. Lo que depende de ti es el intento de tener una actitud correcta ante Dios. Que Dios vea que tratas, que quieres ser creyente, que quieres vivir en la fe, y que sabes que esta viene como un don Suyo.
Así pues, la fe es un don de Dios. Dones de Dios son las virtudes o las buenas obras que hacemos. Don de Dios es también la oración pura. ¡Un don de Dios! No sé por qué algunos se intranquilizan, se turban, porque no pueden orar. Intentan hacerlo, pero su oración no es una pura. Es decir que no se pueden concentrar, porque les vienen muchos pensamientos e imágenes, y no saben qué hacer. ¿Por qué? Tal como es el hombre, pecador, ¿cómo podría orar puramente?
(Traducido de: Arhimandrit Simeon Kraiopoulos, Taina mântuirii, Editura Bizantină, Bucureşti, pp. 234-235)
fuente: Doxologia
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