"Así habla el Señor, el Santo de Israel: "pueblo de Sión, que habitas en Jerusalen, no tendrás motivo alguno para llorar: él se conmoverá a la voz de tu clamor; luego de oírte, Él te atenderá".
Te digo, confía en las palabras de esa lectura, es el Señor quien quiere que confíes en ellas. Espera en el Señor, confía en Él.
La palabra-clave es confiar. Repite con fe: "Señor, yo confío en Ti, por eso voy para adelante, porque creo que voy a ser atendido".
No es el Señor quien nos da el pan de la angustia, eso viene de los propios acontecimientos y de la fragilidad de nuestro cuerpo; pero cuando la angustia viene a nuestro corazón, el Señor no se aparta de nosotros, sino que está a nuestro lado, como Maestro, para conducirnos en nuestra tribulación.
Dios es un maravilloso pedagogo.
Cuando estamos en angustia y en la aflicción, Él está como un Maestro que nos toma de la mano.
Hoy el Señor está de brazos abiertos para recibirnos. Deja que El haga parte de tu vida, de tu corazón, de tu día a día. Has sido comprado con un alto precio: la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios.
Acoge el llamado de Jesús, acéptalo y abrázalo.
Tu hermano,
Monsenhor Jonas Abib
Monsenhor Jonas Abib
fuente: mensaje del día www.cancaonova.com
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